Eduardo Mestres, 83 años de una primavera a una vendimia. Honrando su legado.

En la vasta galería de amantes del vino, Eduardo Mestres Mataró se alza como un titán, un defensor inquebrantable de los vinos valencianos, cuya vida es un relato audaz y apasionado que ha dejado una huella imborrable en el mundo del vino.

Nacido en el rebosante corazón de Vilanova i la Geltrú, creció con un profundo sentido de la justicia y una conexión innata con el vino. Desde sus primeros días, sus pies pisoteaban las uvas de los campos familiares, sembrando las semillas de su amor por esta sagrada bebida.

Su historia familiar estaba entrelazada con el vino; uno de sus ancestros, en un acto de audacia en 1860, plantó cepas de Cabernet y Merlot, desafiando las normas de la época y enriqueciendo el legado vinícola de la región. Vilanova i la Geltrú llamaba «locos» a su familia, y a Eduardo le apodaron cariñosamente ‘el fill del Ton Burdeos’, en honor a su conexión con las variedades de uva plantadas por su bisabuelo.

Sin embargo, su vida tomó un rumbo insospechado cuando dejó atrás su querida ciudad natal para trabajar en Madrid con Pirelli. A pesar de su devoción por el fútbol y su pasión por el FC Barcelona, Eduard demostró su profesionalismo sin igual, sorteando su aversión personal al entrar al Santiago Bernabéu para realizar su labor.

Pero la llamada de su verdadera pasión resonó cuando decidió mudarse a València en 1969. Sus comienzos fueron modestos y desafiantes, vendiendo una lata de guisantes el primer día y ganando apenas 1.160 pesetas en su primer mes. Sin embargo, su determinación y amor por València lo impulsaron a establecerse en la ciudad y abrir su primera tienda en La Malvarrosa. Desde ese momento, comenzó un romance perdurable con València y sus tierras, donde florecería su destino como protector de los vinos locales.

Eduardo Mestres emergió como un paladín de los productos valencianos y los vinos regionales. Fundó tiendas con la noble misión de ofrecer vinos de pequeñas bodegas valencianas cuando nadie más lo hacía. Su compromiso inquebrantable con los vinos locales lo llevó a liderar una cruzada que, en sus inicios, parecía destinada al fracaso: poner los vinos valencianos en el mapa enológico de España.

En 1984, fundó la Asociación de Bodegueros y Licoristas de Valencia, conocida como «Els Bodeguers», congregando a otros apasionados bodegueros en su causa. También fue el arquitecto detrás de la Mostra de Vins de Valencia, un evento que ha iluminado la calidad de los vinos valencianos a lo largo de los años.

A sus 83 años, continuaba al frente de Bouquet, su templo de vinos, con la misma alegría y pasión que el primer día. Su legado perdurará como el de un hombre valiente que dedicó su vida a elevar los vinos valencianos al lugar que merecen, un rincón de reconocimiento y admiración.

Hoy, los vinos valencianos ocupan su merecido puesto en la industria vinícola, y gran parte de este éxito es el fruto de la pasión y dedicación incansable de Eduardo. Aunque su legado algún día se desvanezca, su contribución será un tributo eterno al vino valenciano y a la valentía de quienes persiguen sus sueños con pasión y determinación.

La Mostra de Vins de Valencia, un evento que ha iluminado la calidad de los vinos valencianos a lo largo de los años, tuvo sus raíces en el mundo del vino valenciano. Fue fundada gracias a la iniciativa de Els Bodeguers, presidida por el incansable Eduardo, un testimonio de su visión y amor por los vinos locales y todo nuestro sector primario.

Hoy, desde Proava, hacemos un pequeño homenaje a nuestro compañero Eduardo Mestres, quien nos dejó ayer por la tarde después de una enfermedad fulminante. Brindamos por su memoria y por el legado que dejó en el mundo del vino valenciano. Gacias, Eduardo, sin ti, esto no sería posible. Tu espíritu perdurará en cada copa que se alce en tu honor

 “Un padre puede no ser siempre un mentor, pero un mentor siempre tiene algo de padre y de este modo hemos sentido a Eduardo Mestres, un hombre libre que siempre se expresó con vehemencia, que se ganó el respeto y la admiración de todos los que tuvieron el privilegio de conocerle” señala Rosa Vázquez, directora técnica de PROAVA.

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